Facultad de Estomatología de la Universidad Médica de La Habana
Escuela Nacional de Salud Pública
El uso de la lengua materna en la enseñanza de idiomas extranjeros
Lic. Raiza Texidor Pellón,1 M.C. Daniel Reyes Miranda2 y Lic. C. Horlys Cisneros Reyna3
RESUMEN
Se plantearon opiniones y argumentos de distintos autores reconocidos en la esfera de la enseñanza de idiomas en relación con el uso de la lengua materna en esta actividad, fundamentalmente en la enseñanza del inglés. Se expusieron los criterios y experiencias de los autores en este campo al igual que se dieron sugerencias para el uso de la lengua materna en el contexto de la enseñanza del inglés como lengua extranjera en las universidades médicas cubanas.
Palabras clave: Lengua materna, enseñanza de idiomas, inglés.
INTRODUCCIÓN
La enseñanza de un idioma extranjero presenta diferentes características que dependen entre otros factores, del método que se utilice, del propósito por el cual se está enseñando, del escenario o contexto social donde se realiza, de los medios y recursos con que se cuenta, los intereses de los estudiantes y profesores o la institución donde se enseña, del nivel de idioma que se requiera, de los objetivos de un plan de estudio específico y del nivel de preparación del profesor.
Este artículo pretende hacer algunas reflexiones sobre el uso de la lengua materna en el proceso de enseñanza del idioma inglés en las universidades médicas de Cuba. La enseñanza ha presentado discrepancias muy marcadas con relación al uso o no de la lengua española en las clases de inglés. En estos centros los profesores que enseñan inglés son hispanohablantes, por lo que comparten la lengua materna de los alumnos con algunas excepciones ya que también existen estudiantes extranjeros en que su lengua nativa no es el español. El inglés se enseña como un idioma extranjero y predomina el uso del método ecléctico con preponderancia de las técnicas, ejercicios, estrategias y objetivos del enfoque comunicativo. Es en este escenario donde los autores ven válidas las reflexiones y puntos de vista que ofrecen.
El artículo fue escrito originalmente en inglés. Esta versión al español incluye la traducción de las citas hechas de originales en inglés, y se encuentran al final del artículo en su idioma original (anexo), en el mismo orden de aparición.DESARROLLO
La utilización de la lengua materna (L1) en la enseñanza de un idioma extranjero ha sido un punto de discusión desde el surgimiento de la metodología de la enseñanza de idiomas. Se desecha un método, se adopta otro, y en cada uno de ellos hay un punto de vista diferente acerca de este tópico.1 Unos dependen grandemente de la lengua materna y se apoyan en ella y otros lo proscriben completamente. Por ejemplo, Stern2 escribe sobre el enfoque de Lado a la lingüística comparativa y plantea: “Lado le prestaba atención al concepto de dificultad en el aprendizaje de idiomas… Ya que un individuo tiende a transferir las características de su lengua materna al idioma extranjero, un estudio comparativo sería útil en la identificación de las semejanzas y diferencias entre los idiomas…”.
Anteriormente, el mismo autor, en un análisis sobre los métodos y enfoques utilizados en la enseñanza de una lengua extranjera planteaba que en el método de gramática y traducción (grammar-translation method) “… la memorización de reglas y hechos relacionados a los significados de la primera lengua a través de la práctica masiva de la traducción”,2 es la médula del método. Por otro lado, hace referencia a otro método, el método directo (direct method) que “se caracteriza, sobre todo, por el uso de la lengua que se aprende como un medio de instrucción y comunicación en el aula de idiomas y por evitar el uso de la lengua materna y de la técnica de traducción.”2
Al revisar la literatura relacionada con el tópico se observan considerables argumentos acerca del uso o no de la lengua materna (L1) en la enseñanza de un idioma extranjero (L2).
Abbot3, en relación con el aprendizaje del idioma inglés, señala que el estudiante “puede aprender mucho acerca de su propio idioma como resultado de compararlo mentalmente con el inglés.” Los autores han sido testigos de esta aseveración con sus propios estudiantes, los que en ocasiones, se han percatado de características del español de las que no estaban conscientes. Por ejemplo, el uso de dos verbos en español (ser y estar) para cumplir la función lingüística que el inglés solo le da un verbo (to be). Los hablantes nativos del español utilizan estos dos verbos de manera correcta, precisa y automática, ya que han “adquirido” esa habilidad en el proceso normal de desarrollo de la lengua materna.
En muchos casos, es solamente a través del estudio del inglés que se percatan de la diferencia de significado de estos dos verbos. ¿Podría decirse que se está en presencia de un caso en que se aprende acerca de L1 a través del aprendizaje de L2?1
Widdowson4 parece estar a favor del uso de L1 en la enseñanza de idiomas. Este autor propone el esquema discourse-to-discourse el cual se basa en 3 principios, el principio de rational appeal, el principio de integration y el principio de control. Cuando explica el primer principio plantea lo siguiente: “…los estudiantes de idiomas deben estar concientes de lo que están haciendo cuando realizan tareas lingüísticas, deben ser guiados a reconocer que estas tareas se relacionan a la forma en que ellos utilizan su propio idioma para el logro de una comunicación genuina. Este principio naturalmente lleva a la asociación de la lengua que se aprende con la que ya se conoce y al uso de la lengua para la exploración y extensión de sus conocimientos”.
Este mismo autor sugiere ejercicios “en cambios de los actos ilocucionarios o actos de habla que operan en los actos del individuo en L1 y L2, lo que hace que llame la atención del alumno hacia la forma en la que estos actos difieren en su realización en los 2 idiomas”.4
Es importante notar que, en ocasiones, algunos ejercicios en los libros de textos de los alumnos traen instrucciones para realizarlos que están dadas en un nivel de idioma superior al que los alumnos poseen. Si se quiere que los estudiantes lo realicen correctamente, es aconsejable dar las instrucciones en L1, lo que va a permitir que se cumpla el objetivo del ejercicio de una manera adecuada. De igual forma, al estudiante debe permitírsele utilizar su propio idioma para pedir aclaración sobre algún aspecto lingüístico con el que deba estar familiarizado.
Bolitho5 declara que “en algunos momentos de la enseñanza de idiomas uno tiene que permitirle a los estudiantes decir lo que quieren decir, y si van a hacer eso, uno va a tener que permitirles usar su idioma materno en algunas ocasiones”.
Clark6 cita a Whorf quien “cree que los diferentes idiomas imponen diferentes visiones del mundo en sus hablantes y que aprender un nuevo idioma involucra un nuevo marco conceptual”.
En este punto, se plantea a la luz de la experiencia, que el aprendizaje de un idioma no es el mero hecho de cambiar las etiquetas de un idioma a otro. No es decir book donde decía libro o cambiar la palabra house por casa o maison. En relación a esto, Widdowson4 señala que “el conocimiento de un idioma no solo significa el conocimiento de las reglas que generarán un número infinito de oraciones, sino el conocimiento de las reglas que regulan el uso de las oraciones para hacer alocuciones apropiadas”, y para generar alocuciones apropiadas, se añade que se necesita más que un simple cambio de etiquetas. Se toma por ejemplo, la palabra almorzar en español. Cuando se pronuncia, se escucha o se lee, tendrá una implicación distinta para diferentes hablantes del español. Almorzar, no significará lo mismo para un cubano que para un argentino o un nativo de Andalucía en España. Y esto sucede dentro del marco de un mismo idioma. Esta palabra evocará diferentes vivencias en cada uno de los hablantes mencionados, de acuerdo a sus propias experiencias y cultura, horario de realizarlo, alimentos que se ingieren, lugar donde se hace, etc. Entonces, ¿cuál sería el resultado de simplemente enseñar que almorzar en español es to have lunch en inglés o déjeuner en francés?1
Uno de los más notables argumentos contra el uso de la lengua materna es que L1 es responsable de una serie de errores en L2, las llamadas causas ínterlinguales de errores o interferencia externa o transferencia idiomática negativa. Sobre esto, Clark6 señala: “Si intentamos aplicar la teoría del estímulo-respuesta al problema de la traducción, nos enredamos en una red de argumentos en conflicto. Por ejemplo, podemos razonar que en el aprendizaje de producir palabras en un nuevo idioma el alumno adquiere un grupo adicional de respuestas a los estímulos que originalmente solo provocaban respuestas en la lengua materna. Dos grupos de respuestas a los mismos estímulos tienen que mantenerse bien diferenciados si se quiere que no interfieran uno con el otro. Este parece ser el argumento que ha influenciado a las personas opuestas al uso de la lengua materna en el aula. Sin embargo, también se podría razonar que cuando el asunto es aprender el significado de palabras en el nuevo idioma, la lengua materna puede ser muy útil”.
Es evidente que algunos errores en L2 puedan ocurrir debido a la transferencia de expresiones o estructuras de la lengua materna, lo que corrobora la idea ya expresada de que aprender un idioma no es simplemente el mero hecho de cambiar etiquetas. En Cuba, por ejemplo, existe un gran número de transferencias negativas del español al inglés. Es muy corriente escuchar locuciones como in this moment(traducción literal de la frase en español en este momento) en vez de now o la frase at the moment que serían las correctas para expresar este significado en idioma inglés. I have a doubt es otra de las frases que comúnmente se escucha en los estudiantes para expresar la idea de tener una duda, en vez de I have a question about… o I have a problem with..., que serían las frases adecuadas para este mismo fin en inglés.
Por otro lado, “si L1 y L2 tienen características similares, entonces el alumno puede beneficiarse de la ‘transferencia positiva’ del conocimiento de L1”.7
Krashe8 en su teoría del ‘modelo monitor’ (monitor model theory) no da espacio al uso de la lengua materna de los estudiantes en el aula. Sin embargo, plantea que los maestros “necesitan proveer a los estudiantes con herramientas que los ayuden a obtener más entrada (input)”. Entonces, ¿por qué negar el uso de la lengua materna para hacer que la “entrada” sea más completa y clara?
Después de haberse analizado algunas consideraciones y argumentos a favor y en contra del uso de la lengua materna en el aula de idiomas, se impone hacer algunos comentarios.
La experiencia de los autores en la enseñanza del idioma inglés como lengua extranjera permite plantear que cualquier extremo es peligroso. El uso de L1 en el aula tiene su espacio y su momento. Es una herramienta, que bien utilizada, puede ser poderosa y útil. Hay situaciones en que el uso de la lengua materna del estudiante logra brindar una gran ayuda. Podría facilitar la explicación de términos difíciles, facilitar la comprensión de las instrucciones para una actividad determinada, principalmente en los primeros estadios de aprendizaje o para contrastar diferencias y similitudes entre L1 y L2.
Los profesores de inglés cuya lengua materna no es este idioma, pueden decir que el uso de L1 ha dado excelentes resultados para la explicación de las similitudes gramaticales de lo que se llama en inglés el present perfect y el past perfect. Estas estructuras gramaticales son muy parecidas en los dos idiomas, solo que hay que tener cuidado porque su uso no siempre coincide. También ha sido muy útil para aclarar el significado del vocabulario relacionado con términos abstractos y algunas formas de collocation. Además, el permitir al estudiante que utilice su lengua materna para aclarar algún aspecto lingüístico, dará lugar a una mayor confidencialidad entre el estudiante y el profesor. La lengua materna es una herramienta de valor incalculable siempre que se utilice de forma sensata y racional.
En el ejemplo, state of the art technology, literalmente “tecnología de estado del arte” que en español se refiere como tecnología de punta. Es más confiable explicar esta frase diciéndoles a los estudiantes el equivalente de la misma en su idioma nativo que entrar en explicaciones complicadas en inglés. Esto hace más expedito el camino a la comprensión.
Otros ejemplos aparecen cuando se imparte inglés con fines específicos, en medicina, por ejemplo, la frase blood film (literalmente “película de sangre”); blood thinner (literalmente “afinador de sangre”): para lo que en español se utiliza la palabra anticoagulante; sitz bath: baño de asiento; stillborn: nacido muerto. Es aconsejable decir el significado de estas palabras en español, pues facilita la compresión, además de ahorrar tiempo en explicaciones de términos difíciles y complicados.
Aunque Atkinson9 sugiere el uso limitado y cuidadoso de la lengua materna en las clases de idioma extranjero. Asimismo, plantea que puede utilizarse para la traducción como técnica en la enseñanza, y en relación a esto Widdowson4 ha declarado que “la traducción concebida en cierta forma, puede ser una herramienta pedagógica muy útil, y en algunas circunstancias, principalmente en aquellas donde el nuevo idioma se aprende con ‘propósitos especiales’ puede verse como una herramienta de servicio; la traducción de ese tipo puede proveer del más efectivo medio de enseñanza”.
Ur10 plantea que la lengua maternal trae beneficios para el estudiante y señala que: ”La lengua materna es extremadamente útil para la aclaración y la instrucción, para la traducción rápida, como una alternativa a explicaciones largas y difíciles, para el análisis comparativo a la hora de despertar la conciencia lingüística y ayudar al alumno a evitar la interferencia de la lengua materna. También tiene un lugar en la evaluación, cuando el alumno puede dar una traducción aproximada de un ítem o texto de la lengua extranjera que sea una evidencia bastante confiable de que lo ha entendido”.
Se concluye que se está de acuerdo con Schweers11 cuando plantea que, “el inglés debe ser el primer vehículo de comunicación en el ambiente de la enseñanza de este idioma”. Pero se añade que cualquiera que sea la herramienta que el profesor utilice en el aula para ayudar al alumno a percibir lo enseñado de forma clara y eficiente, es válida, y una de estas es el uso de la lengua materna de los estudiantes. Se reitera que esto debe ser racional y sensato y, de ese modo, como la experiencia de los autores lo demuestra, habrá precisión, ahorro de tiempo y comprensión en el proceso de enseñanza-aprendizaje del idioma inglés en los alumnos de las universidades médicas de Cuba.