El enfrentamiento a la COVID-19 y los resultados positivos que se han logrado en Cuba, han permitido comprender el valor de la ciencia en la solución de los principales problemas que tiene por delante el país, experiencia que puede y debe ser extendida a otros campos de la sociedad, entre ellos el de la producción de alimentos, máxima prioridad de la nación en estos momentos.
La realización, en los próximos días, según dijo el Presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez, de un primer encuentro con todo el sistema de ciencia e innovación relacionado con este tema, y el rol que las universidades deben desempeñar en ese frente, permitirá repasar cuánto se ha avanzado, y sobre todo, lo mucho que falta por hacer para romper las trabas que aún limitan el desarrollo de las fuerzas productivas en la campiña cubana.
Una mirada al asunto desde la Universidad Central Marta Abreu, de Las Villas (UCLV), visualiza solo un ejemplo de lo que puede lograrse cuando se articulan políticas encaminadas a vincular los diferentes organismos con las investigaciones de los centros de Educación Superior en la rama agrícola.
Semillas de calidad para mayor producción y altos rendimientos
A la visión de Fidel se debe la creación, hace 28 años, del Instituto de Biotecnología de las Plantas (IBP), centro especializado en las técnicas de reproducción por métodos biotecnológicos, a fin de lograr semillas de alta calidad genética y sanitaria, además del desarrollo de tecnologías y productos con alto valor agregado que se comercializan en Cuba y el extranjero.
Su director, el doctor en Ciencias Osvaldo Fernández, al explicar los resultados, señala que la producción de microtubérculos de papa en sistemas de inmersión temporal, de donde salen directo al campo, permite acortar el esquema de producción de semilla certificada y, paulatinamente, la sustitución de importaciones.
Respecto a otros cultivos como el plátano, Fernández Martínez explica que cuentan con sistemas de propagación que distinguen a Cuba a nivel internacional, como la embriogénesis somática, premio de Innovación Tecnológica en el país en 2017. En estos momentos esa tecnología se ha ido transfiriendo, por etapas, a las biofábricas de las provincias de Pinar del Río, Mayabeque, Cienfuegos, Villa Clara, Ciego de Ávila, Camagüey, Granma y Guantánamo, entre otras de ese tipo.
Entre disímiles proyectos, el centro tiene como estrategia la creación de módulos de frutales para entregar a barrios, comunidades y patios familiares, donde se incluyen posturas de mamey, mango, limón y aguacate, entre otras, refiere el doctor Osvaldo Fernández, quien explica que también han trabajado la multiplicación de la fresa y plantas ornamentales, este último, uno de los rubros que mayor aporte económico genera a la institución.
Bioactivos químicos para la agricultura
La doctora Zenaida Rodríguez Negrín tiene la responsabilidad de encauzar los destinos del Centro de Bioactivos Químicos (cbq) de la uclv. Entre los aportes de este centro sobresale la producción de Vitrofural, esterilizante químico esencial en la desinfección de los medios de cultivo que emplean las biofábricas en Cuba y el mundo.
«Hoy garantizamos la cantidad de Vitrofural necesaria para el funcionamiento de todas esas entidades con que cuenta el país, si se considera que, por cada seis gramos de la solución que entregamos al Ministerio de la Agricultura, se pueden esterilizar hasta 50 litros de medios de cultivo», explica la especialista.
Ese producto es aplicado también con éxito en la pesca, particularmente, para reducir las bacterias en el traslado de las larvas, lo que ha demostrado que disminuye la mortalidad en un 40 %, expone la doctora Rodríguez Negrín.
Gracias a la calidad del producto, y al empeño del colectivo del cbq, hoy el Vitrofural se exporta a seis países de América Latina, con Chile como principal destino, y hay pedidos para llevarlo a Canadá y España, asegura la doctora en Ciencias Técnicas.
Otro logro de la institución es el cbq Agro g, un bioproducto capaz de potenciar los nutrientes que ayudan al desarrollo de las plantas, además de facilitar el incremento de los rendimientos en cultivos como el arroz, los frijoles, el maíz y aquellos que son sembrados en las casas de cultivo tapado.
Ese resultado es fruto de la labor conjunta del cbq y el ibp, y en estos momentos los más de 24 000 litros mensuales que se producen son aplicados en cooperativas de producción agropecuarias y diferentes empresas como la Valle del Yabú, en Santa Clara, además de investigarse para utilizarlo también en la caña de azúcar, refiere la científica.
El vínculo Facultad-productor
De la vinculación con la Facultad de Ciencias Agropecuarias perteneciente a la uclv, dan fe los porcicultores placeteños, a quienes han llevado tecnologías para producir alimentos alternativos al pienso, para poder criar los animales a base de yuca, boniato y plantas proteicas.
Sobre el asunto, el joven Raciel Lima Orozco, decano de la Facultad, argumenta que no existe una sola línea de investigación que no esté en correspondencia con el banco de problemas de la agricultura, y menciona los bajos rendimientos agrícolas, el manejo de plagas y enfermedades, la producción de pastos y forrajes, la erosión de los suelos y la sustitución de importaciones como algunos de los temas de investigaciones más frecuentes.
Asimismo, se añaden diversas acciones de capacitación del personal que labora en la agricultura, con la presencia de los principales especialistas de la Facultad en fincas, empresas y polos productivos, y el vínculo de los alumnos de las diferentes carreras de las ciencias agrícolas a la práctica productiva para la solución de los problemas.
Estos son solo algunos proyectos de significación económica que hoy se llevan a cabo en la uclv, y que llaman la atención sobre las reservas que precisan generalización, para avanzar en la producción de alimentos sobre la base del conocimiento, la ciencia, la tecnología y la innovación.