Por nuevas metas ganaderos mantuanos
- Escrito por Susana Rodríguez Ortega
El cebadero de toros de Mantua es objeto de reanimación. / Fotos: Jaliosky Ajete Rabeiro.
El periodo especial fue un torbellino que trastocó la vida en las tierras ganaderas de Mantua. Todo parecía perdido: animales, pasto, tecnología, infraestructura, fuerza productiva…
En el cebadero de toros de la UEB ganadera Emiliano Zapata hay seis naves de concreto que afortunadamente sobrevivieron hasta hoy, si bien en algún que otro fragmento de pared y arquitrabe se notan las huellas de una mandarria que alguien usó hace tiempo para sustraer cabillas.
Aunque cuentan con hembras para la reproducción, la principal tarea de este sitio es la ceba de machos. Existe suficiente espacio para acoger unos 1 200 en ceba estabulada; pero hasta el momento solo disponen de 258 entre añejos, toretes y toros. Se trabaja muy duro para repoblar el sitio y se espera que antes del cierre de diciembre haya un total de 800 ejemplares. Está previsto también que cada UEB de la provincia aporte 50 añojos.
Desde hace poco menos de un mes, inició la restauración de estas instalaciones. Una brigada de apoyo a la UEB ganadera labora actualmente en el saneamiento de la zanja de drenaje que atraviesa cada nave a todo lo largo.
«Como ve, nuestra misión es limpiar la zanja, colocar estas planchuelas para que los animales no caigan dentro y pintar el lugar», explica el obrero Luis Camejo Mena, quien fue distinguido este año con el título honorífico de Héroe del Trabajo.
En breve acometerán el techado de un depósito grande para almacenar residuos de cosecha y otros alimentos aprovechables, fundamentalmente en el tiempo de seca.
La siembra de pasto es una actividad priorizada por los ganaderos.
Norberto Cruz García, director de la UEB ganadera, refiere que la reanimación del cebadero comenzó con la plantación de 80 hectáreas de pasto híbrido (mulato y cobra). Disponen además de áreas sembradas de kinggrass y de plantas forrajeras proteicas como la tithonia.
«Lo que se está dificultando es el corte. Tenemos una silocosechadora en buen estado, tractores y trailers nuevos, sin embargo, escasea el combustible para echarlos a andar», explica Norberto.
«Ante esta situación, la alternativa es rotar a los animales por los 42 cuartones electrificados de 0,25 hectáreas con que disponemos; pero la verdad es que el corte mecanizado del pasto nos da más resultado: el alimento rinde más, los bovinos caminan menos, están más reposados e incrementan su peso, especialmente aquellos de ceba terminal».
Hermenegildo Ramos Izquierdo, veterinario de la finca, describe el sentido de pertenencia de sus compañeros que madrugan cada jornada para llegar a tiempo al trabajo, dado que la mayoría vive lejos. Ante la escasez de transporte, deben venir por medios propios, en caballos y arañas. Sobre su propia rutina diaria relata:
«Mi trabajo es cuidar a los animales, ponerles tratamientos antiparasitarios e inseminar a las hembras.
«El veterinario para ser bueno debe ser muy curioso. Tiene que adivinar cuándo un animal está triste o enfermo. Si tú ves que hay un toro celador y la vaca se deja montar tranquilita, entonces hay que separarla del resto del ganado e inseminarla dos veces entre las seis y 18 horas restantes, porque es el tiempo que dura el celo.
«Esto es básicamente lo que hago, pero si hay que chapear, chapeo y cuando hay que cercar, cerco… Ojalá con estos arreglos que se están haciendo mejore la producción del cebadero y podamos ganar un poquito más, pues aquí se trabaja muy duro», concluye Hermenegildo.
De 481 toneladas de carne proyectadas en Mantua para el 2019, se han entregado 472 y el cebadero de toros ha sido uno de los mayores contribuyentes.
RECORRIDO POR LA VAQUERÍA NÚMERO CINCO
El ordeño mecanizado favorece la producción de leche en la vaquería número cinco.
La UEB Emiliano Zapata cuenta además con otras tres extensiones: una de fomento de equinos en Macurijes; otra de recepción y mejora del ganado, donde el campesino vende directamente sus reses y la finca El Guayabo.
Esta última es una de las más abarcadoras. Está integrada por un centro de recría de terneros y ocho vaquerías, de las cuales dos están en funcionamiento.
Guerrillero visitó la vaquería número Cinco, donde en los últimos meses se instaló un sistema chino de ordeño mecanizado.
«Al principio no entendíamos bien la máquina y se nos botaba su poco de leche, pero ya le hemos cogido la vuelta», dice el jefe del lugar, Sergio Ayala, muchacho lleno de energía y ganas de hacer.
«Antes, cuando extraíamos la leche a mano, obteníamos 30 litros diarios, pero ahora mismo estamos produciendo unos 100 con 20 vacas en ordeño», informa.
Hacia el mes de marzo fue renovada la totalidad del ganado de la finca. Se trajo una cantidad estimable de novillas de Matanzas y La Habana. Ese grupo ha arrojado hasta la fecha un total de 22 nacimientos.
«Llegaron aquí que metían miedo. Nosotros decíamos: ´¿Cuándo serán vacas esas?´ y mira tú lo bonitas que están», comenta un Sergio Ayala más entrado en años, papá orgulloso del primero.
Toda la vida se la ha pasado este hombre lidiando con ganado, y por como habla, se nota lo mucho que le gusta su trabajo:
«De tanto atenderlos, uno llega a encariñarse con los animales. La primera vez que se llevan las vacas al ordeño tú las ves asustadas, medio cerreras… y es ahí cuando empiezas a pasarles la mano y hasta les hablas, para convencerlas. Luego no quieren ir con otro que no seas tú y da gusto verlas tan mansiticas», afirma.
«Los obreros de aquí tienen que hacerse el cargo de que esto es de ellos», añade Sergio (hijo). El sistema de agua para los bebederos, por ejemplo, lo instalamos nosotros mismos, no esperamos a que la UEB mandara a ningún especialista. Si hace falta habilitar un cuartón, nos movilizamos y salimos a buscar los postes en un carretón a donde sea.
Hay que sacarse la cuenta de que pasamos más tiempo aquí que en nuestras propias casas y hay que hacer por esto lo más que se pueda.
«Debemos admitir que la Empresa nos ayuda bastante: vinieron y techaron las naves, pintaron…. El único problema grande que tenemos es con las botas de goma. Las que nos proporcionan son de muy mala calidad y a los pocos días de uso se rompen», advierte el líder de la vaquería y añade:
«Las botas son fundamentales para la ganadería, un medio de protección pudiera decirse. El otro día yo tenía a dos hombres chapeándome aquel terreno y se había formado una lagunita con el agua de la lluvia, por lo que esa parte no la tocaron. Cuando les fui a pedir explicación, me dijeron que no estaba fácil meterse a la laguna descalzos y tuve que callarme la boca y hacer el trabajo yo. `Para exigir hay que garantizar primero buenas condiciones laborales`, pensé».
Después de recorrer junto a ambos Sergios las distintas instalaciones, supe que la meta de la vaquería Cinco para el venidero año es arribar a los 300 litros por día; en tal sentido, se potencian a través de la inseminación nuevas gestaciones.
Las condiciones para lograr esa meta están creadas: 60 cuartones sembrados de forraje artificial y otros tantos de plantas proteicas, una máquina para moler ese alimento, un sistema mecanizado de ordeño que agiliza el proceso y la voluntad de los trabajadores ganaderos de contribuir al desarrollo de su territorio, a Pinar del Río, y por consiguiente del país.
SOBRE EL AUTOR

Susana Rodríguez Ortega
Licenciada en Periodismo en la Universidad de Pinar del Río Hermanos Saíz Montes de Oca.