Si vives en el planeta Tierra, es muy probable que hayas oído hablar de blockchain, lo que traducido al castellano viene a significar cadena de bloques. Y es probable que al oír o leer la palabra hayas pasado de largo, probablemente porque te daba demasiada pereza tratar de entenderla (a todos nos ha pasado). Pero creemos que debes saber que esta herramienta te va a cambiar la vida.
O dicho de otra forma: ESTA HERRAMIENTA TE VA A CAMBIAR LA VIDA.
¿Por qué? Hemos convivido durante los últimos 23 años –aproximadamente- con el llamado internet de la información, un ecosistema que ha penetrado hasta las profundidades de nuestro día a día y que ha hecho que florezcan empresas como Google, Facebook o Twitter, las cuales han cambiado modelos de negocio de industrias enteras como los medios de comunicación, las telecomunicaciones o el turismo.
'Blockchain' es una infraestructura que te permite construir sobre internet, y crear otra capa sobre la que las personas van a poder intercambiar valor entre ellas.
Alex Preukschat, consultor blockchain
Se le llama internet de la información porque, hasta ahora, lo que se ha compartido ha sido fundamentalmente información. Ahora, estamos dando el salto hacia el internet del valor. “Y esta ola es mucho mayor que la primera”, avisa Alex Preukschat, consultor blockchain, coordinador del libro Blockchain, la revolución industrial de Internet y coautor de un cómic sobre el tema, La caza de Satoshi Nakamoto. “No se puede descartar que empresas disruptoras como Amazon o eBay se vean disrumpidas a su vez”, sentencia.
La era de la descentralización en internet

Internet atraviesa, como todo en la vida, por ciclos. Ahora entramos en uno descentralizador, asegura Alex Preukschat, consultor blockchain y autor, entre otras publicaciones, de un cómic sobre el tema. “Esto significa que va a haber muchos más operadores y que el poder no va a estar tan centralizado. Eso cambia la operativa de las empresas, pero también la operativa de las personas, cómo interactuamos entre nosotros. Y esto es realmente fascinante, tratar de imaginar cómo va a ser el futuro en 20, 30 o 40 años. Y blockchain va a ser uno de los principales agentes de ese cambio”.
La clave para este salto está en el blockchain, una herramienta que permitirá una descentralización total. “Todo sistema en el que haya algún tipo de compartición está sujeto a que una tecnología como blockchain pueda aplicarse”, explica por su parte Pablo F. Iglesias, bloguero y analista de SocialBrains. “Si esta tecnología llega a ser efectivamente adoptada por la mayoría de la industria, por toda la industria, entonces sí que es cierto que puede llegar a tener el potencial de reconfigurar realmente cómo funcionan los modelos de negocio; no solo de la banca, sino del mundo en general”. Palabra de Julio Faura, director de Innovación de Banco Santander.
En este mismo texto tienes un vídeo de Carlos Kuchkovsky, CTO de New Digital Business de BBVA, explicando cómo funciona blockchain. Por si acaso prefieres leer, te lo resumimos en los siguientes cuatro párrafos. Los que se sepan la lección pueden saltárselos sin preocupación alguna:
Si esta tecnología llega a ser adoptada por toda la industria, entonces puede llegar a tener el potencial de reconfigurar cómo funcionan los modelos de negocio. No solo de la banca, sino del mundo en general”.
Julio Faura, director de Innovación de Banco Santander.
Imaginemos una transacción. Pagamos un euro por un kilo de plátanos (si encuentras este precio en un supermercado no dudes en comprarlos). Cuando esta se completa, todos los detalles deben quedar reflejados en un libro mayor de cuentas. Esta transacción ha funcionado porque el valor de un euro está representado por un billete (o moneda) creada por un Gobierno en el que ambas partes confían y que reconocen y aceptan.
En el caso de transacciones electrónicas resulta necesario probar la transacción con la intermediación de terceras partes fiables como bancos u operadores como Paypal. Pero se sigue manejando una moneda centralizada como el euro. Cuando la moneda es virtual y no la emite una entidad financiera o administración, la cosa es más difícil de conciliar. En este caso se garantiza la integridad y fiabilidad basándose en un principio quizás discutible en otros ámbitos de la vida: el consenso crea la verdad.

En una red de blockchain, cada participante, llamado nodo, guarda una copia de cada libro mayor. Cada transacción deja un rastro auditable de toda operación que se produzca y guarda datos como las partes, los detalles de la transacción y la fecha y hora. Los bloques se enlazan unos con otros como eslabones en las cadenas de las bicicletas.
Si se produjese un cambio no autorizado en uno de los ordenadores, ese se notifica a cada nota en cada ordenador, con datos con dónde se ha producido y por quién. Entonces, se acepta o se rechaza el cambio. Ya no se necesita una parte central que diga dictamine de quién es cada cosa, dado que todos los nodos del sistema cuentan con una copia de este libro mayor.
Ya sabemos lo básico de blockchain. Ahora bien, ¿por qué aseguran Julio Faura, Alex Preukschat, Carlos Kuchkovsky y Pablo F. Yglesias que esta tecnología puede cambiar el mundo? Porque este modo de operar, en el que toda la información se distribuye con total transparencia por todos los nodos del sistema, puede terminar aplicándose a todo tipo de transacciones entre todo tipo de intervinientes.
En el origen, blockchain estaba pensado como una alternativa al dinero. No en vano, es la plataforma sobre la que funciona la famosa criptomoneda bitcoin, fundada en 2009 por el desconocido ente Satoshi Nakamoto. Por esta razón ha sido la banca, como era de esperar, la primera ‘afectada’. Los portavoces consultados aseguran que la cadena de bloques constituye una oportunidad más que un riesgo. “Ahora mismo estamos trabajando con la aplicación de esta tecnología sobre las infraestructuras básicas, mejorando los raíles sobre los que se mueve la industria”, explica Faura. El primer gran foco es el de los pagos, aunque la cosa irá a más. “Estamos empezando a explorar otros casos como el mercado de capitales, la banca de inversión, el trade finance, negocios más mayoristas que tendrán menos implicaciones a corto plazo", añade.
Prueba de esfuerzo y teoría de juegos

La descentralización está basada en la llamada prueba de esfuerzo (proof of work).Entramos en terrenos algo técnicos: Para que exista una tecnología como blockchain, hacen falta mineros, que son los que calculan bloques, es decir, intentan encontrar un hash (un algoritmo matemático), marcan el bloque y lo añaden a la blockchain. Estos cálculos requieren mucha energía. Aquí entra, además, la teoría de juegos: cuantos más mineros haya calculando, más complicado es que estos caza-tesoros acuerden hacer trampas. De hecho, ninguno ha hecho trampas hasta ahora.
“Pero blockchain es mucho más que una alternativa al dinero”, sentencia Preukschat. “Es una infraestructura que te permite construir sobre internet, y crear otra capa sobre la que las personas van a poder intercambiar valor entre ellas". Eso afecta a todos los sectores: ya tocó a la banca, pero va a afectar también al sector de las energías, a las telecomunicaciones, a las cadenas de valor de logística, etc. “Si a blockchain le metes inteligencia artificial, big data y drones puedes reinventar completamente el sector de los seguros”.
El futuro es siempre una incógnita. En 1994, cuando comenzaba el internet que conocemos, la gente lanzó innumerables vaticinios sobre cómo iba a cambiar la sociedad con él. “Ninguno de ellos acertó”, ríe Carlos Kuchkovsky. “Lo que es importante es empezar a hacer pruebas, trabajar, intentar, lanzar proyectos, porque si no, cuando intentas ponerte a la altura se te ha pasado la ola”.
Este texto lo empezamos diciendo que el blockchain te iba a cambiar la vida. Aún no hemos cambiado de opinión. Pero esto es algo que, sin embargo, no ocurrirá mañana. "El cambio no será muy apreciable en el estado en el que estamos ahora", avisa Julio Faura. "Aunque en un futuro sí seremos capaces de lograr plataformas que permitirán crear servicios financieros que puedan cambiar la forma en que los clientes consumen los productos".
Que sea posible aplicar a un proyecto una cadena de bloques, además, “no lo hace esencialmente necesario”, matiza Pablo F. Yglesias. “Hasta el momento constituye el acercamiento más adecuado que hemos encontrado para solventar el problema de la certificación en transacciones. Pero puede que el día de mañana encontremos otro atajo mejor. O que, incluso, ni siquiera esto sea ya un problema”.